"Casos Clínicos"

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Sevilla, Huelva, El Rompido, Andaluz.
Licenciado en Medicina y Cirugía. Frustrado Alquimista. Probable Metafísico. El que mejor canta los fandangos muy malamente del mundo. Ronco a compás de Martinete.

viernes, 28 de octubre de 2016

Alalá

Publicado en Tribuna Abierta del ABC de Sevilla

Alalá. Alegría. Esto es lo que se propone la Fundación Alalá en Andalucía, llenar de alegría a los niños y jóvenes que estén en riesgo de exclusión social consiguiendo que se integren  en la sociedad a través del Arte y del Deporte.

Como Patrono de la Fundación Alalá y en nombre del Patronato conformado por las señoras Catalina Luca de Tena e Isabel Ríos y los señores Álvaro Ybarra, Antonio Escámez, Antonio Estévez, José Manuel Soto, Cesar Cadaval, Jorge Cadaval, Francisco Rivera y Miguel Báez, nos sentimos orgullosos de lo conseguido desde que comenzó nuestra andadura en 2014 en un local alquilado en el Polígono Sur de Sevilla. Allí se gestó y puso en marcha el proyecto de La Escuela de Arte Polígono Sur, gracias a la ayuda económica que presta la Fundación Konecta principal impulsora de esta idea.

Pronto se quedó pequeño el local y nos trasladamos al Centro Cívico “El Esqueleto” propiedad del Ayuntamiento de Sevilla que generosamente nos ha cedido parte de sus instalaciones para las clases y actos públicos. Y ahí seguimos.

Objetivos principales de la Escuela de Arte Polígono Sur son la formación integral de los jóvenes, la implicación de las familias del barrio en la lucha contra el absentismo escolar, la innovación social a favor de la igualdad de “gitanos y payos” y sobre todo trabajar individualmente la autoestima de estos jóvenes para que se conviertan en referencias de su entorno.

Por eso la idea genial de usar esa sensibilidad artística -que intuimos desde hace mucho tiempo en estos grupos sociales desfavorecidos- para proporcionar el acercamiento de los niños a la Cultura mediante las clases de guitarra, ritmo, percusión, cante, baile, de manera que actúen como incentivo y estímulo a la Educación de estos jóvenes, se merece el reconocimiento público.

En esta Escuela -magistralmente dirigida por Emilio “Caracafé”, profesor de guitarra, el “Doctor Keli” que enseña percusión y ritmo y la genial bailaora “La Toromba”, profesora de baile- reciben clases hasta noventa niños del Polígono Sur de entre seis y dieciséis años a los cuales gracias a las clases se les van inculcando valores positivos como la responsabilidad individual, la tolerancia y respeto al grupo, la igualdad social, la motivación por aprender y la promoción de valores humanos.  

Al mismo tiempo y dentro de la Fundación Alalá, se están llevando a buen puerto la Escuela de Deporte y Ocio para niños entre seis y once años; la Escuela de Refuerzo Escolar, donde se les dan clases a los alumnos que lo necesiten de lectura y escritura, así como de técnicas de estudio y habilidades sociales, con la colaboración de la Fundación Balia; la Escuela de Empleo, con Talleres de formación y Cursos de capacitación –impartidos por profesionales de otras Fundaciones- dirigidos a los padres en desventaja social o en paro.

Estamos orgullosos de haber conseguido un convenio con la Universidad de Loyola Andalucía para donar una beca anual – Becas Loyola-Alalá- a un estudiante destacado del Polígono Sur (debe aprobar la Selectividad en Junio mas el examen de acceso a la Universidad Loyola) que cubra no solo las tasas universitarias sino que incluya un plan de tutela del alumno constituido por un mentor, un profesor y un alumno que colabore en la integración universitaria. La primera becaria ha sido una joven estudiante que ya está cursando estudios del doble Grado en Educación Infantil y Primaria.

Recientemente se ha estrenado en la Bienal de Flamenco el documental “Alalá”, ideado y coproducido por la Fundación Konecta y dirigido por Remedios Málvarez, donde se pone de manifiesto la transformación lenta pero progresiva que está sucediendo en esta zona marginal y tan apartada de la Sevilla tradicional que gracias a fundaciones como Alalá se está reconvirtiendo en un barrio multicultural donde conviven etnias y nacionalidades diversas, imbricadas en el lenguaje universal del flamenco: Arte y Cultura.

El Polígono Sur, las Tres Mil Viviendas, Las Vegas… hasta ahora “territorio comanche” donde nadie se atreve a entrar no puede cerrar puertas a la mas importante fuerza que existe en el mundo: la pasión de los niños y jóvenes por tener una vida mejor, de formarse, de aprender, de tener ilusiones, de ser “artistas”, de cantar y bailar, de ser músicos, de saber…

Gracias a la Fundación Alalá y a sus benefactores se está llevando a cabo esta empresa maravillosa que puede cambiar en pocos años el concepto que Sevilla tiene de este barrio tan denostado y menospreciado, tan aislado y temido.

Es responsabilidad de todos los sevillanos la integración del Polígono Sur como un barrio más de la ciudad. Si apostamos por los jóvenes – y apoyamos y facilitamos su educación- en solo una generación esta zona de Sevilla dejará de estar aislada.

Y no debo ni quiero olvidarme de las personas que día tras día están dejándose la piel a tiras en este empeño, especialmente me refiero a Blanca Parejo directora de la Escuela de Arte, “alma mater” alegre, positiva, eficaz y bondadosa que soluciona todos los problemas imaginables al pie del cañón, y también a los cerebros que están siempre buscando apoyos y gestionando economías: Rosa Queipo de Llano, Graciela de la Morena y (no hace falta decirlo, pero yo lo digo)  a nuestro mecenas José María Pacheco, sin cuya colaboración como Presidente del Grupo Konecta no hubiera sido posible esta fantástica aventura.

Alalá. Siempre “alalá” si se trata de ayudar a los niños y jóvenes en cualquier lugar y circunstancias.

Invitamos a todos los sevillanos a visitarnos y a conocer a nuestra Escuala de Arte Polígono Sur. Bienvenidos.


lunes, 24 de octubre de 2016

Vamos a morir

Vamos a morir. Eso seguro. Es quizá la única certeza que tenemos desde que nacemos: que nuestro tiempo está empezando a contar hacia atrás –o hacia delante, da igual- hasta que llegue el día que se detendrá la cuenta para no resetearse nunca más.

Si usted, hombre – mujer – viejo -joven (mayor de 18 años) lee estas líneas es que (teóricamente) esta vivo, pero le recuerdo otra vez que nos vamos a morir antes o después y no quiero que lo olviden, al menos durante la lectura de este panegírico dedicado a la Muerte.

Y sé que no es de buen gusto hablar así fríamente de estas cosas tan desagradables porque ustedes estarán tan tranquilos en sus casas leyendo el periódico, viendo la tele o mirando el internet y de pronto se encuentran ahora con esta aseveración tan malaje y tan a destiempo que no viene a cuento, ya sea a la hora del desayuno o de la merienda o de la cena, y (pre)suponiendo que su señora o su señor (soy políticamente correcto, maldita sea mi estampa) de ustedes les permita hablar con libertad de este maldito temita a estas horas tan familiares de comidas en familia en paz y gracias de Dios.

Pero a pesar de los pesares analicemos la situación por favor, quiero que me presten atención solo unos minutos antes de pegar un cabezazo siestudo en el sofá de eskay, de terciopelo rojo americano o de cuero de ancas de potras vírgenes.

Tres cosas hay en la vida que con más frecuencia nos van a quitar de ella: corazón, cáncer y carretera. Moriremos casi seguro de una enfermedad cardiaca o cardio-vascular -propiciada por el estrés, la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaco, el colesterol desbocado- o bien de cualquier cáncer puñetero que nos trinque despistados y a traición por el mismo colon, pulmón, vejiga, mama o por  donde sea, o a lo peor seremos estadística de un accidente en carretera cuando menos lo esperemos viajando tan tranquilos a la playa un fin de semana con ánimo de volver a casa más relajados y todo eso. También nos acechan otras causas menos frecuentes pero no menos mortales (valga el sarcasmo) como son las infecciones traicioneras o las enfermedades neuro-degenerativas o una mala caída en el cuarto de baño al pisar el Palmolive (nunca mejor dicho) y resbalarnos antes o después de sentarnos en el retrete por última vez.

Además llegar a viejo sin palmar por las muy probables causas anteriores puede ser un arma de doble filo. Porque si nuestro cerebro se agota fisiologicamente antes que nuestro corazón y padecemos cualquier tipo de demencia -ya sea de causa isquémica (Vascular) o degenerativa (Alzeheimer)- convirtiendonos en zombis zumbados, de esos que ni tugen ni mugen, seremos ancianos con vísceras sanas normofuncionantes pero sin cerebro útil, como cadáveres vivientes. Mala suerte amigos.

Pero si con un poco de chamba conseguimos llegar a ser unos viejos físicamente sin grandes achaques y mentalmente lúcidos, autosuficientes, jirochos, pulcros, aseados, de buen humor y sin ser una carga para nadie, entonces podemos decir que nos ha tocado la Lotería de la Vida… y de la Muerte.

Porque hablar de la muerte es hablar de la Vida. Si hablamos de la Parca es porque aun estamos con Vida. Igual que hablar de la oscuridad es hablar de la Luz conocida previamente. Y esa es la opción que yo propongo mientras estamos vivos: ¡Luz, más luz! Como dicen que dijo Goethe en el momento antes de palmarla.

Si estamos vivos es porque tenemos capacidad de síntesis de energía gracias a la luz y al calor que emana de ella (o más bien viceversa, me da igual). Y lo digo por todos nosotros, - por todos mis compañeros y por mi primero- pero especialmente por aquellas personas que están más necesitadas de luz y calor porque ven que se les acerca -a todo lo que da la máquina- el horizonte de sucesos: los viejos. (Prefiero que me llamen viejo a anciano, no sé por que…)

Que alegría me da ver a muchos de mis pacientes mayores con esas ganas de vivir tan saludables, con ese buen humor y serenidad ante las adversidades propias de su edad, con experta comprensión e infinita paciencia para con los problemas que les plantea su día a día, ya sea su soledad o su delicada situación económica, pero que no les priva de disfrutar de sus hijos y nietos, a veces con una fortaleza física y psíquica inimaginable para un viejo o vieja de su edad. Son mis ídolos.

Y ellos saben además que les quedan solo unos cuantos años de vida, años que deciden dedicarlos a ayudar a los demás y a hacer felices a sus hijos, a sus nietos, a su familia.

¿Porqué apartamos a los mayores (viejos, ancianos, abuelos) de las decisiones importantes de nuestras vidas? ¿Por qué prevemos que se van a morir pronto? No es justo.

Todos aspiramos a llegar a viejos lo mejor posible, con salud física y claridad mental. Si lo conseguimos por suerte o por méritos propios no nos gustaría que nos tratarán como si fuésemos inútiles e inservibles, como ceros a la izquierda.


Seamos sensatos y demos a nuestros mayores la oportunidad de enseñarnos a vivir… y a morir con dignidad

sábado, 15 de octubre de 2016

Alcohol y jóvenes

Tragedia mayúscula cuando un joven muere por problemas y complicaciones derivadas del consumo abusivo de alcohol.

Pero la verdadera tragedia es la permisividad paternal,  familiar, social y gubernamental al permitir el consumo indiscriminado y libre de alcohol de los jóvenes y menos jóvenes en los llamados “botellones” y en la vía pública.

Me asombro cuando los viernes o vísperas de fiesta me doy una vuelta por el supermercado de mi barrio donde pandillas de menores de edad acompañados por un mozalbete que tendrá dieciocho años hacen acopio de ginebra, de ron, de güisqui… da vergüenza ajena contemplar a los pequeños cargando bolsas de refresco y de licores camino de cualquier “botellona” de las muchas que se organizan en la ciudad con la complicidad de la autoridad competente, donde se embriagarán a veces hasta perder el conocimiento. Muchos accidentes que sufren estos jóvenes los fines de semana son producidos por el consumo excesivo de alcohol.

En los colegios e institutos se debe instruir a los niños de los peligros del consumo de alcohol. Y los padres deben dar ejemplo a los hijos de un consumo responsable. Y la sociedad no mirar para otro lado ante el espectáculo bochornoso de los menores y jóvenes bebiendo alcohol sin freno ni responsabilidad alguna.

El alcohol es un tóxico para todas las células del organismo y el daño es dependiente de la dosis. En los jóvenes el daño que produce en los órganos vitales: cerebro, corazón, hígado y riñones, puede llegar a ser en poco tiempo irreparable.

El alcohol es un depresor del sistema nervioso central. La aparente estimulación que tiene a dosis pequeñas se debe al efecto llamado “paralisis de freno” cortical, produciendo un efecto desinhibidor (risas, alegría, euforia), pero que al ir aumentando la concentración de alcohol en sangre se convierte en un efecto tóxico depresor -cuanto más joven más toxicidad- que comienza por la corteza cerebral (sueño), centros subcorticales (torpeza al hablar), cerebelo (pérdida de equilibrio y nauseas), médula espinal (descoordinación y amnesia) y bulbo raquídeo (coma) con depresión de los centros vitales respiratorio y cardiaco, poniendo en peligro la vida del intoxicado por parada cardio-respiratoria.

Pero los efectos del consumo de alcohol en los jóvenes, aunque no alcance concentraciones muy elevadas, tiene unos efectos muy graves a corto-medio plazo en diversos órganos:
-       Es un irritante local y produce trastornos en garganta, esófago, estómago y duodeno, produciendo gastritis y úlceras.
-       Como se metaboliza en el hígado y es tan irritante, se va produciendo una inflamación crónica, esteatosis o hepatitis alcohólica que con el tiempo puede desembocar en una cirrosis (cada vez se diagnostican en personas más jóvenes)
-       Se produce daño renal por la acción directa del alcohol sobre las nefronas, aumento de la diuresis y produciendo deshidratación y envejecimiento celular.
-       Tiene un efecto tóxico sobre el corazón produciendo lentamente un aumento del tamaño cardiaco y una menor fuerza de contracción del miocardio, lo que determinará una insuficiencia cardiaca y fatigalididad.
-       Sobre el cerebro y el sistema nervios central produce cambios tróficos en las neuronas y un deterioro progresivo de las funciones superiores: atención, comprensión, memoria. El consumo continuado produce importantes cambios del carácter con aumento de la agresividad y la negatividad.
-       El consumo de alcohol en los jóvenes es la causa de gran parte de los fracasos escolares y de los comportamientos agresivos y violentos tanto a nivel individual como en grupos.
-       El alcoholismo es una enfermedad muy grave, de tratamiento difícil y muy costoso, que está detrás de muchos casos de separaciones matrimoniales, de violencia entre parejas y que produce gran número de muertes al año tanto directa como indirectamente.